Acrecentamiento
máximo de la población y caída durante este siglo.
La
finalización de las subastas de tierras durante el siglo XIX, y su adquisición
en propiedad por los vecinos de Navasfrías, hace que disminuya, en el siglo XX,
el flujo migratorio en busca de terrenos de cultivo desde los diferentes
pueblos de un lado y otro de la frontera, aunque queda compensado, en parte,
por las personas que vienen buscando trabajo: pastores, cabreros, gañanes
etc…
Con
la apertura de las explotaciones mineras y la llamada que esto supuso, se
abriría un período de permanencias temporales de muchas personas dedicadas a la
compra del volframio y del estaño, y la
explotación de algunas minas; periodo que duraría hasta pasada la mitad del
siglo.
Durante
la primera mitad de este siglo, con
un fuerte crecimiento interior, la población de Navasfrías alcanza la mayor cota de población habida
durante los 797 años transcurridos hasta hoy día desde su fundación en 1219,
gracias al esfuerzo y la puesta en marcha de los recursos agrícolas en todo el
término, ampliando las zonas de cultivo ganando terreno al monte y aumentando también las explotaciones ganaderas
hasta sobrepasar las 20000 cabezas de ganado.
El
campo de Navasfrías, en esta época, está salpicado de viviendas por todas
partes, unas veces son explotaciones familiares, tanto agrícolas como ganaderas,
otras veces son molinos harineros los que están diseminados a lo largo del rio.
Otros
edificios se extienden por la zona minera: viviendas de guardas y polvorines de
las diferentes minas.
Todo
esto, hoy día, la mayor parte son ruinas y recuerdos de una época donde estas
personas construyeron un presente esperanzador con sus propias manos, esperando
un futuro mejor para generaciones venideras.
Casas de campo a
comienzos del siglo XX.
Casa
de la Cumbre
Ventorro
Casa
de Toribio
Casa
del Guapo
Casa
de Genaro
Casa
de Candidito
Casa
de Federico
Casa
de León
Casa
de Borracho
Casa
de Habanero
Casa
de Manilla
Casa
de Gago
Casa
del Infierno, Zahúrda
Casa
de la Brezosa
Casa
de Lanchas
Casa
de Venancio
Casa
del Rofraile
Casa
de María Chaparra
Casa
de Teodoro Paíno
Casa
de José Paíno
Casa
de Mansiño
Casa
de Antonio Alfonso
Casa
de los Corianos
Casa
de Pintamonas
Casa
de Matías Laiglesia
Casa
de Dionisio
Casa
de Andrés Moreiro
Casa
de Remolacha
Casa
de Chivita
Casa
de Mauricio Moreiro
Casas
de Chispas
Casa
de Felipe
Casa
de Nene
Casa
de la Helechera
Casa
de Aurelio
Casa
de Genarito
Casa
de Amaro
Casa
de Chispas
Casa
del Monterillo
Casa
de Emilia
Casa
de Lucero
Casa
de Vigornia
Casa
de los Llanos
Casa
de Floro
Edificios
de la Mina Rozadera, ruinas
Albergue
Casa
de la Mina Manolita, ruinas
Polvorín
Casa
y Polvorín de la mina Sin Nombre
Casa
de Marcos
Casa
de Menegildo
Molinos Harineros
Regato Rubioso:
Molino
del Monterillo
Río Águeda:
Molino
del Bardal
Molino
de la Orden
Molino
de María Chaparra
Molino
de Teodoro Paíno
Molino
de José Paíno
Molino
de Lurú
Molino
de Peleche
Molino
de Ceguera
Molino
del Ciego
Molinos Portugueses
de la frontera
Arroyo de Codesal:
Molino
de Quinxoes
Molino
de Colmo
Molinos
de Prado Castellano- (3)
Molino
de Codesal
Durante
el primer tercio de este siglo se mantienen unas incorporaciones desde los
pueblos portugueses y españoles en una proporción más o menos equivalente al
último tercio del siglo anterior, aunque algunas personas son hijos de padres navasfrieños
desplazados a otras partes por diferentes razones, incorporándose ellos y sus
familias después de un periodo de tiempo a la villa de Navasfrías.
Otras
veces, los que son altas en la villa, son jóvenes carabineros. Algunos contraen
matrimonio con mujeres jóvenes del lugar, quedándose para siempre o partiendo
para otros destinos y volviendo, en algunos casos, al municipio con sus hijos,
una vez licenciados.
Con
el creciente aumento de la población, y las dificultades que comienzan a
plantearse, a veces por la falta de recursos, hace que, debido a la llamada que
supone la prosperidad de las tierras argentinas, comiencen, ya en esta época, a
plantearse el abandono de su tierra en busca de un futuro mejor para sus
familias.
Personas portuguesas
que contrajeron matrimonio en Navasfrías en los treinta primeros años del siglo
XX.
Juan
Paíno González, natural de Lajeosa, concejo de Sabugal.
Francisco
Palos Carrizo, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Domingo
Martín Alves, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
José
Paíno González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Domingo
Antúnez González, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
Hipólito
González Viñas, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
Francisco
Capote Moreiro, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
María
de Jesús Fonseca Piriz, natural de Quintas de San Bartolomé, Guarda.
Francisco
Paíno González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Manuel
Paíno González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Juan
Jorge Almeida, natural de Ferro, concejo de la Cubillana.
José
Biegas López, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.
Herminia
Albuquerque Provenza, natural de Monsanto, concejo de Idanha-a-Nova.
Nicolás
Guimar Hernández, natural de Vilar Formoso, concejo de Almeida.
María
Rodríguez Teresa, natural de Aclen, Portugal.
Alberto
Santos Alexandre Tavares, natural de Cubillana.
Juan
Madeira Almeida, natural de Ferro, concejo de Cubillana.
Rosa
Campos Almeida, natural de Ferro, concejo de Cubillana.
Emilio
Martínez Enrique, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.
Higinia
Melchora González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
María
Gracia, Portugal.
José
María Ramos Duarte, natural de Foios, concejo de Sabugal.
Isabel
Estévez Neta, natural de Foios, concejo de Sabugal.
José
Augusto González, natural del Soito, concejo de Sabugal.
Rosa
González Garvida, natural del Soito, concejo de Sabugal.
José
Píriz Píriz, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.
Personas de pueblos
españoles que contrajeron matrimonio en Navasfrías en los treinta primeros años
del siglo XX
Tomás
Acosta Fernández, natural de Olivenza, Badajoz.
Simona
Lorenzo Piriz, natural de Hoyos, Cáceres.
Pedro
Ruiz Carmelo, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Federico
Sánchez Escobales, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Miguel
José Mateos Alfonso, natural de Payo, Ciudad Rodrigo. Sal.
Faustino
González Ferreño, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Don
Andrés García Martín, natural de Salamanca
Petronilo
Custodio Castro, natural de Ciudad Rodrigo, Sal.
Felisa
Paz Moro, natural de Badajoz.
Isabel
Gil Benito, natural de San Andrés de Ciudad Rodrigo, Sal.
Calista
(Eugenia) Peña Holgado, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
María
Paíno Hernández, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Alejandro
Peña Enrique, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Francisco
Jiménez Sánchez, natural de la parroquia de San Pablo, Salamanca.
María
encarnación Martín Martín, natural de Alberguería de Argañan, C. Rodrigo, Sal.
Manuel
Pérez Gutiérrez, natural de Pedroso, Cáceres.
Claudio
Mateos Prieto, natural de Robleda, Ciudad Rodrigo, Sal.
Andrés
de Avelino Jorge, natural de Gerri de la Sal, Lérida.
Eugenia
Aparicio Diosdado, natural de Agallas, Ciudad Rodrigo, Sal.
Mª
del Carmen Joaquina Cruz Trevejo, natural de Stª Marina, Ciudad Rodrigo, Sal.
Felix
García Barragués, natural de Villasbuenas, Cáceres.
Román
Frcº Paíno Hernández, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Simona
González González, natural de Fuenterrabía, obdº de Vitoria.
Eulalia
Trinidad, natural de Ayamonte, Huelva.
Don
Román Sánchez de la Granda, natural de Prado Álvaro, Salamanca.
Anselmo
Silvo Diego, natural de Cozcurrita, Zamora.
Mª
Juliana Jorge Caballero, natural de Piedras Albas, Cáceres.
Sebastián
Sánchez Cuevas, natural de Coria, Cáceres.
Leocadio
Sánchez Moreno, natural de Eljas, Cáceres.
Pablo
Iglesias González, natural de Villamiel, Cáceres.
Juan
Blanco, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Venceslao
García Chamorro, natural de Villamiel, Cáceres.
Pantaleón
Enríquez Gordillo, natural de Villamiel, Cáceres.
Julián
López Pascual, natural de El Payo, Ciudad Rodrigo
Rufino
Sánchez González, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Dionisio
Mendo Galán, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Domingo
Baz Miguel, natural de Espeja, Ciudad Rodrigo, Sal.
José
González Rodríguez, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Juan
Francisco Pascual García, natural de Tala, Salamanca
Faustino
Rodríguez Ramos, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Ángel
Sánchez Martín, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Claudia
Flores Patón, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Ramón
Mangas Sánchez, natural de Ituero de Azaba, Ciudad Rodrigo, Sal.
Vidal
Herrera, natural de Salinas, Orihuela, Alicante.
Demetrio
Lorenzo González, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Martín
García González, natural de Trevejo, Cáceres.
Emilio
González Bravo, natural de Cilleros, Cáceres.
Ricardo
Hernández Sánchez, natural de Aldeadávila, Salamanca.
Narciso
Piñero Berrio, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Bernabé
García González, natural de Trevejo, Cáceres.
Juan
Saldaña Barahona, carabinero
Julián
Bordallo Carreto, natural de Vandellós, Tarragona.
Luis
Domínguez Ibarra, natural de Gata, Cáceres.
Crescencio
Rodríguez Domínguez, natural de Acebo, Cáceres.
Mariano
Delgado Vicente, natural de Anaya de Deba
Macario
Núñez Antúnez, natural de San Martín de Trevejo, Cáceres.
Suintilo
Julio Maqueda Rodríguez, natural de Badajoz.
Ángel
Ramos Melchor, natural de Bodón, Ciudad Rodrigo, Sal.
Florentino
Gómez Hernández, natural de San Martín de Trevejo, Cáceres.
Eladia
Moreiro Martín, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Eduardo
Ovejero Naba, natural de Cebolla, Toledo.
Engracia
Martín Mateos, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Durante
las tres primeras décadas del siglo XX, el aumento de matrimonios con respecto
a las últimas tres décadas del siglo anterior va marcando de alguna manera el crecimiento
que poco a poco se produce en la villa, pues los enlaces maritales suponen un
aumento del 11,48% sobre el periodo anterior, siendo el aumento de la población
del 16,11%, incrementándose un 30% los contrayentes nacidos en el vecino
Portugal y un 44,19% los provenientes de pueblos españoles, sumando un total de
447 matrimonios, 894 contrayentes, de los cuales 26 son nacidos en Portugal y 62
en pueblos españoles.
Estas
personas relacionadas en los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, junto a los
naturales del lugar, de esta época, fueron las que llevaron sobre sus hombros
el desarrollo de esta zona fronteriza, en un principio envueltos siempre en
disputas y guerras entre los dos reinos, y soportando las cargas impuestas por
la orden militar hasta la desamortización y la adquisición de estas tierras por
los vecinos de la villa. Más tarde, ya convertidos en propietarios, olvidados
de las administraciones que únicamente se acordaban de su existencia en los
períodos de recaudación de impuestos, aunque debido a la tenacidad, al esfuerzo
y al trabajo incansable de todos; en algunos casos rodeados de privaciones y
teniendo en contra las condiciones atmosféricas, difíciles en esta zona,
lograron formar una colectividad donde se mezclaron culturas y lenguas que, al
contrario de ser una dificultad, sirvió para un mejor entendimiento y
convivencia con todos los pueblos vecinos, especialmente los de la raya.
Si
bien, durante todos estos años, la llegada de personas del vecino Portugal
influyo de una manera decisiva en el crecimiento de la población, fue
especialmente a finales del XVII con el 19,23% y durante el XVIII con el 26,87%
de los contrayentes nacidos en el reino portugués, cuando esta población
recibió un fuerte impulso, que se vería traducido en un considerable aumento de
la población durante el siglo XIX.
Las
condiciones cada vez más favorables, comparadas con épocas anteriores, hacen
que durante la primera mitad del siglo XX, se llegue a alcanzar la cota de
mayor población y máximo bienestar de las personas que poblaban la zona, hasta
que debido al desarrollo de la industria en los diferentes países y la caída
del comercio del volframio y el contrabando fronterizo de diferentes mercancías,
se incrementa, en los 50, la salida de muchas personas hacia la republica Argentina,
continuando en los 60, primeramente, la salida para naciones como Suiza,
Francia y Alemania, continuando estas salidas para provincias españolas del
País Vasco y Cataluña; desapareciendo de la villa, en esta década, la mitad de
la población; cosa que no sucedió solamente en este pueblo, sino en otros del
rebollar, y en los portugueses de la frontera; pueblos aislados que no
importaban para nada a las administraciones tanto de España como de Portugal, sufriendo
las consecuencias de este olvido durante muchos años tanto los fronterizos, que
llegaron a ser catalogados por algunos medios como “pueblos olvidados de la
raya”, como los de la comarca del Rebollar.
Todo
esto repercutió en la falta de vías de comunicación con los centros de consumo
que, unido a las largas distancias con las capitales de provincia tanto de
Castilla como de Extremadura, dificultan las ventas de productos agrícolas y
sobrecargan los costes, haciendo fracasar las cooperativas y la colocación a
particulares de productos perecederos como la fresa, en estas plazas. La
comercialización de la leche, debido a los bajos precios por estas causas y por
otras de mercado, llega el momento que hace insostenible el mantenimiento del
ganado estabulado, a causa del desfase entre los precios pagados por este
producto y los costes para su producción, ahogando poco a poco la economía de
los pueblos, propiciando la despoblación en la parte norte de la sierra.
Llegando por este camino a una despoblación preocupante para el sostenimiento
de los pueblos del Rebollar.
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