viernes, 15 de enero de 2016

Personas que se incorporan a la villa en las tres primeras décadas del siglo XX

Acrecentamiento máximo de la población y caída durante este siglo.

La finalización de las subastas de tierras durante el siglo XIX, y su adquisición en propiedad por los vecinos de Navasfrías, hace que disminuya, en el siglo XX, el flujo migratorio en busca de terrenos de cultivo desde los diferentes pueblos de un lado y otro de la frontera, aunque queda compensado, en parte, por las personas que vienen buscando trabajo: pastores, cabreros, gañanes etc… 
Con la apertura de las explotaciones mineras y la llamada que esto supuso, se abriría un período de permanencias temporales de muchas personas dedicadas a la compra del volframio y del estaño, y  la explotación de algunas minas; periodo que duraría hasta pasada la mitad del siglo.
Durante la primera mitad de este siglo, con un fuerte crecimiento interior, la población de Navasfrías alcanza la mayor cota de población habida durante los 797 años transcurridos hasta hoy día desde su fundación en 1219, gracias al esfuerzo y la puesta en marcha de los recursos agrícolas en todo el término, ampliando las zonas de cultivo ganando terreno al monte y  aumentando también las explotaciones ganaderas hasta sobrepasar las 20000 cabezas de ganado.
El campo de Navasfrías, en esta época, está salpicado de viviendas por todas partes, unas veces son explotaciones familiares, tanto agrícolas como ganaderas, otras veces son molinos harineros los que están diseminados a lo largo del rio.
Otros edificios se extienden por la zona minera: viviendas de guardas y polvorines de las diferentes minas.
Todo esto, hoy día, la mayor parte son ruinas y recuerdos de una época donde estas personas construyeron un presente esperanzador con sus propias manos, esperando un futuro mejor para generaciones venideras.

Casas de campo a comienzos del siglo XX.
Casa de la Cumbre
Ventorro
Casa de Toribio
Casa del Guapo
Casa de Genaro
Casa de Candidito
Casa de Federico
Casa de León
Casa de Borracho
Casa de Habanero
Casa de Manilla
Casa de Gago
Casa del Infierno, Zahúrda
Casa de la Brezosa
Casa de Lanchas
Casa de Venancio
Casa del Rofraile
Casa de María Chaparra
Casa de Teodoro Paíno
Casa de José Paíno
Casa de Mansiño
Casa de Antonio Alfonso
Casa de los Corianos
Casa de Pintamonas
Casa de Matías Laiglesia
Casa de Dionisio
Casa de Andrés Moreiro
Casa de Remolacha
Casa de Chivita
Casa de Mauricio Moreiro
Casas de Chispas
Casa de Felipe
Casa de Nene
Casa de la Helechera
Casa de Aurelio
Casa de Genarito
Casa de Amaro
Casa de Chispas
Casa del Monterillo
Casa de Emilia
Casa de Lucero
Casa de Vigornia
Casa de los Llanos
Casa de Floro
Edificios de la Mina Rozadera, ruinas
Albergue
Casa de la Mina Manolita, ruinas
Polvorín
Casa y Polvorín de la mina Sin Nombre
Casa de Marcos
Casa de Menegildo

Molinos Harineros
Regato Rubioso:
Molino del Monterillo

Río Águeda:
Molino del Bardal
Molino de la Orden
Molino de María Chaparra
Molino de Teodoro Paíno
Molino de José Paíno
Molino de Lurú
Molino de Peleche
Molino de Ceguera
Molino del Ciego

Molinos Portugueses de la frontera
Arroyo de Codesal:
Molino de Quinxoes
Molino de Colmo
Molinos de Prado Castellano- (3)
Molino de Codesal

Durante el primer tercio de este siglo se mantienen unas incorporaciones desde los pueblos portugueses y españoles en una proporción más o menos equivalente al último tercio del siglo anterior, aunque algunas personas son hijos de padres navasfrieños desplazados a otras partes por diferentes razones, incorporándose ellos y sus familias después de un periodo de tiempo a la villa de Navasfrías.
Otras veces, los que son altas en la villa, son jóvenes carabineros. Algunos contraen matrimonio con mujeres jóvenes del lugar, quedándose para siempre o partiendo para otros destinos y volviendo, en algunos casos, al municipio con sus hijos, una vez licenciados.
Con el creciente aumento de la población, y las dificultades que comienzan a plantearse, a veces por la falta de recursos, hace que, debido a la llamada que supone la prosperidad de las tierras argentinas, comiencen, ya en esta época, a plantearse el abandono de su tierra en busca de un futuro mejor para sus familias.

Personas portuguesas que contrajeron matrimonio en Navasfrías en los treinta primeros años del siglo XX.

Juan Paíno González, natural de Lajeosa, concejo de Sabugal.
Francisco Palos Carrizo, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Domingo Martín Alves, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
José Paíno González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Domingo Antúnez González, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
Hipólito González Viñas, natural de Aldeia Velha, concejo de Sabugal.
Francisco Capote Moreiro, natural de Lageosa,  concejo de Sabugal.
María de Jesús Fonseca Piriz, natural de Quintas de San Bartolomé, Guarda.
Francisco Paíno González, natural de Lageosa,  concejo de Sabugal.
Manuel Paíno González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
Juan Jorge Almeida, natural de Ferro, concejo de la Cubillana. 
José Biegas López, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.
Herminia Albuquerque Provenza, natural de Monsanto, concejo de Idanha-a-Nova.
Nicolás Guimar Hernández, natural de Vilar Formoso, concejo de Almeida.
María Rodríguez Teresa, natural de Aclen, Portugal.
Alberto Santos Alexandre Tavares, natural de Cubillana.
Juan Madeira Almeida, natural de Ferro, concejo de Cubillana.
Rosa Campos Almeida, natural de Ferro, concejo de Cubillana.
Emilio Martínez Enrique, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.
Higinia Melchora González, natural de Lageosa, concejo de Sabugal.
María Gracia, Portugal.
José María Ramos Duarte, natural de Foios, concejo de Sabugal.
Isabel Estévez Neta, natural de Foios, concejo de Sabugal.
José Augusto González, natural del Soito, concejo de Sabugal.
Rosa González Garvida, natural del Soito, concejo de Sabugal.
José Píriz Píriz, natural de Aldeia do Bispo, concejo de Sabugal.


Personas de pueblos españoles que contrajeron matrimonio en Navasfrías en los treinta primeros años del siglo XX


Tomás Acosta Fernández, natural de Olivenza, Badajoz.
Simona Lorenzo Piriz, natural de Hoyos, Cáceres.
Pedro Ruiz Carmelo, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Federico Sánchez Escobales, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Miguel José Mateos Alfonso, natural de Payo, Ciudad Rodrigo. Sal.
Faustino González Ferreño, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Don Andrés García Martín, natural de Salamanca
Petronilo Custodio Castro, natural de Ciudad Rodrigo, Sal.
Felisa Paz Moro, natural de Badajoz.
Isabel Gil Benito, natural de San Andrés de Ciudad Rodrigo, Sal.
Calista (Eugenia) Peña Holgado, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
María Paíno Hernández, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Alejandro Peña Enrique, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Francisco Jiménez Sánchez, natural de la parroquia de San Pablo, Salamanca.
María encarnación Martín Martín, natural de Alberguería de Argañan, C. Rodrigo, Sal.
Manuel Pérez Gutiérrez, natural de Pedroso, Cáceres.
Claudio Mateos Prieto, natural de Robleda, Ciudad Rodrigo, Sal.
Andrés de Avelino Jorge, natural de Gerri de la Sal, Lérida.
Eugenia Aparicio Diosdado, natural de Agallas, Ciudad Rodrigo, Sal. 
Mª del Carmen Joaquina Cruz Trevejo, natural de Stª Marina, Ciudad Rodrigo, Sal.
Felix García Barragués, natural de Villasbuenas, Cáceres.
Román Frcº Paíno Hernández, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Simona González González, natural de Fuenterrabía, obdº de Vitoria.
Eulalia Trinidad, natural de Ayamonte, Huelva.
Don Román Sánchez de la Granda, natural de Prado Álvaro, Salamanca.
Anselmo Silvo Diego, natural de Cozcurrita, Zamora.
Mª Juliana Jorge Caballero, natural de Piedras Albas, Cáceres.
Sebastián Sánchez Cuevas, natural de Coria, Cáceres.
Leocadio Sánchez Moreno, natural de Eljas, Cáceres.
Pablo Iglesias González, natural de Villamiel, Cáceres.
Juan Blanco, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Venceslao García Chamorro, natural de Villamiel, Cáceres.
Pantaleón Enríquez Gordillo, natural de Villamiel, Cáceres.
Julián López Pascual, natural de El Payo, Ciudad Rodrigo
Rufino Sánchez González, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Dionisio Mendo Galán, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Domingo Baz Miguel, natural de Espeja, Ciudad Rodrigo, Sal.
José González Rodríguez, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Juan Francisco Pascual García, natural de Tala, Salamanca
Faustino Rodríguez Ramos, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Ángel Sánchez Martín, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Claudia Flores Patón, natural de Fuenteguinaldo, Ciudad Rodrigo, Sal.
Ramón Mangas Sánchez, natural de Ituero de Azaba, Ciudad Rodrigo, Sal.
Vidal Herrera, natural de Salinas, Orihuela, Alicante.
Demetrio Lorenzo González, natural de Alberguería de Argañan, Ciudad Rodrigo, Sal.
Martín García González, natural de Trevejo, Cáceres.
Emilio González Bravo, natural de Cilleros, Cáceres.
Ricardo Hernández Sánchez, natural de Aldeadávila, Salamanca.
Narciso Piñero Berrio, natural de Valverde del Fresno, Cáceres.
Bernabé García González, natural de Trevejo, Cáceres.
Juan Saldaña Barahona, carabinero
Julián Bordallo Carreto, natural de Vandellós, Tarragona.
Luis Domínguez Ibarra, natural de Gata, Cáceres.
Crescencio Rodríguez Domínguez, natural de Acebo, Cáceres.
Mariano Delgado Vicente, natural de Anaya de Deba
Macario Núñez Antúnez, natural de San Martín de Trevejo, Cáceres.
Suintilo Julio Maqueda Rodríguez, natural de Badajoz.
Ángel Ramos Melchor, natural de Bodón, Ciudad Rodrigo, Sal.
Florentino Gómez Hernández, natural de San Martín de Trevejo, Cáceres.
Eladia Moreiro Martín, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.
Eduardo Ovejero Naba, natural de Cebolla, Toledo.
Engracia Martín Mateos, natural de Casillas de Flores, Ciudad Rodrigo, Sal.

Durante las tres primeras décadas del siglo XX, el aumento de matrimonios con respecto a las últimas tres décadas del siglo anterior  va marcando de alguna manera el crecimiento que poco a poco se produce en la villa, pues los enlaces maritales suponen un aumento del 11,48% sobre el periodo anterior, siendo el aumento de la población del 16,11%, incrementándose un 30% los contrayentes nacidos en el vecino Portugal y un 44,19% los provenientes de pueblos españoles, sumando un total de 447 matrimonios, 894 contrayentes, de los cuales 26 son nacidos en Portugal y 62 en pueblos españoles.
Estas personas relacionadas en los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, junto a los naturales del lugar, de esta época, fueron las que llevaron sobre sus hombros el desarrollo de esta zona fronteriza, en un principio envueltos siempre en disputas y guerras entre los dos reinos, y soportando las cargas impuestas por la orden militar hasta la desamortización y la adquisición de estas tierras por los vecinos de la villa. Más tarde, ya convertidos en propietarios, olvidados de las administraciones que únicamente se acordaban de su existencia en los períodos de recaudación de impuestos, aunque debido a la tenacidad, al esfuerzo y al trabajo incansable de todos; en algunos casos rodeados de privaciones y teniendo en contra las condiciones atmosféricas, difíciles en esta zona, lograron formar una colectividad donde se mezclaron culturas y lenguas que, al contrario de ser una dificultad, sirvió para un mejor entendimiento y convivencia con todos los pueblos vecinos, especialmente los de la raya.
Si bien, durante todos estos años, la llegada de personas del vecino Portugal influyo de una manera decisiva en el crecimiento de la población, fue especialmente a finales del XVII con el 19,23% y durante el XVIII con el 26,87% de los contrayentes nacidos en el reino portugués, cuando esta población recibió un fuerte impulso, que se vería traducido en un considerable aumento de la población durante el siglo XIX.
Las condiciones cada vez más favorables, comparadas con épocas anteriores, hacen que durante la primera mitad del siglo XX, se llegue a alcanzar la cota de mayor población y máximo bienestar de las personas que poblaban la zona, hasta que debido al desarrollo de la industria en los diferentes países y la caída del comercio del volframio y el contrabando fronterizo de diferentes mercancías, se incrementa, en los 50, la salida de muchas personas hacia la republica Argentina, continuando en los 60, primeramente, la salida para naciones como Suiza, Francia y Alemania, continuando estas salidas para provincias españolas del País Vasco y Cataluña; desapareciendo de la villa, en esta década, la mitad de la población; cosa que no sucedió solamente en este pueblo, sino en otros del rebollar, y en los portugueses de la frontera; pueblos aislados que no importaban para nada a las administraciones tanto de España como de Portugal, sufriendo las consecuencias de este olvido durante muchos años tanto los fronterizos, que llegaron a ser catalogados por algunos medios como “pueblos olvidados de la raya”, como los de la comarca del Rebollar.
Todo esto repercutió en la falta de vías de comunicación con los centros de consumo que, unido a las largas distancias con las capitales de provincia tanto de Castilla como de Extremadura, dificultan las ventas de productos agrícolas y sobrecargan los costes, haciendo fracasar las cooperativas y la colocación a particulares de productos perecederos como la fresa, en estas plazas. La comercialización de la leche, debido a los bajos precios por estas causas y por otras de mercado, llega el momento que hace insostenible el mantenimiento del ganado estabulado, a causa del desfase entre los precios pagados por este producto y los costes para su producción, ahogando poco a poco la economía de los pueblos, propiciando la despoblación en la parte norte de la sierra. Llegando por este camino a una despoblación preocupante para el sostenimiento de los pueblos del Rebollar.



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